Cómo amargar el chocolate

"Desgraciadamente, esta enfermedad no tiene cura, tendrá que ser tratado durante el resto de su vida".

Venía pensando cuánto me entristece esta frase, como una cadena en nuestro cuello para siempre. No obstante, me pregunto si es necesario escucharla de la boca de un médico para comprender el hecho.

Bajo mi punto de vista, la enfermedad es relativa, podemos reconocer los síntomas de una enfermedad, pero no podemos conocer "todos" los síntomas de "todas" las enfermedades, es decir, podemos estar enfermos sin saberlo, o mejor dicho,
¿podemos estar enfermos sin saberlo?

Partiendo de que las aproximaciones de la ciencia a la naturaleza siempre serán lejanas al conocimiento "total", considero realmente muy probabale que muchos de nuestros hábitos de hoy en día sean censurados en un futuro, y ésto me lleva a afirmar que probablemente muchos de nosotros desconozcamos que padecemos lo que en el futuro esté considerado como "enfermedad".
Y sin embargo, volviendo a la cita inicial, son las palabras "no tiene cura" y "durante el resto de su vida" las que hechan el candado y arrojan la llave de nuestra esperanza, cuando tantas otras llaves se arrojaron desde el momento en que fuímos engendrados y nuestra vida se encaminó al final.
La vida es lo que es, y aunque elegimos nuestro camino, al llegar al final diremos "hasta aquí he llegado". Da igual que 5 meses, 24, o 63 años después, el lienzo se acaba y no por ser breve es menos lienzo, aclarando este concepto con el fragmento lírico correspondiente:
"Vive conforme a la vida,
muere conforme a la muerte,
allí reside la felicidad."

"Todo es arte" y demás contradicciones

Peligrosas manías como la de poner nombre a las cosas.

Desde que el arte es arte no sabemos qué es arte. En el momento en el que le ponemos nombre estamos creando una categoría, un recinto cerrado por una serie de características que definen el propio término.

Ahora, es precísamente el "arte" lo que no podemos definir, lo que no podemos encerrar. Desconocemos las barreras del "arte".

Y entonces comenzamos a divagar, comenzamos, como sofistas, a relativizar y a exigir el "arte" como recinto infinito en lo que todo tiene cabida, no dándonos cuenta de la contradicción que encierra hacer de algo finito lo infinito.

Qué fácil es dudar, qué facil es decir: todo es arte. Qué contradictorio. Si todo fuera "arte", "arte" sería "todo". No tendríamos dos términos diferentes. Nada tiene sentido. Y precisamente nada tiene sentido por lo peligroso que es poner nombre a las cosas.


"[...] Y entonces llegaron todos aquellos partidarios del "todo es arte", exigiendo el valor de sus pequeñas obras, hablando por ellas ante los demás. Eran cientos, tantos, que ocultaban con sus pseudoreflexiones el azul del cielo.
Ahora, os digo una cosa, mientras ellos se quejaban el artista de verdad trabajaba. Posiblemente de haber podido oirlos se habría reído en su cara, pues, cómo discutir sobre un término, cómo discutir sobre el significado de 4 letras sin caer en juegos de palabras, contradicciones semánticas y demás falacias... Si el "arte" fuera "arte", dejaría de ser "arte", precísamente es "arte" por no ser "arte", por no ser nada en concreto para poder ser un todo.
Pero claro, aquellos infelices necesitaban algo a lo que agarrarse, necesitaban vanalizar la idea para poder tocarla, para poder copiarla y enriquecerse con ella. Necesitaban una palabra sobre la que expresar "esto siento", "esto hago", cuando olidábanse de la esencia, de la cosa misma. Y comenzaron a llover las discusiones "todo es arte", "todo es bello", "todo depende"... ¡Desdichados sofistas! ¡Demasiado ocupados en resolver con palabras aquello de lo que no se puede hablar!
Pues si realmente entregarais vuestra vida a ello no perderíais el tiempo de esta manera, pues la cosa misma se os aparecería sin vosotros llamarla. No, es más sencillo teorizar."

El rey León

Con qué ojos mirar el mundo, con qué ojos mirar la desigualdad.

Tal vez los ojos del que vive, los del que se consterna viendo la muerte por televisión. O los ojos del hipócrita, de la lágrima fácil y la plegaria "pobrecillos".

Quizá los ojos de la elevada burguesía que me nutre, que nos nutre, o los del incosciente heroe voluntario luchando por barrer arena en el desierto.

Los ojos que no ven, o los ojos que sólo ven en parte.

Quizá sean los ojos resecos por el vómito en forma de prensa digital, o sobre los que se posan las moscas.

Ojos desorbitados en cuencas desnutridas, ojos que pasan a la siguiente página, a la siguiente linea.

Ojos ricos, o no tan ricos. Imagenes impactantes, gratuitas, objetivas o enfocadas.

Pasividad, hipocresía, desconocimiento, herida.

El mundo gira, pero su sombra siempre se posa sobre la misma grieta. Somalia, sur de África.

Ahora no sé como mirar, no sé si mis movimientos serán de ayuda o si se me criticará por no intentarlo. Trauma social.

Sin caer en la inconsciencia del que ayuda o la pasividad del que provoca.

Quieto y duda, ¿qué hacer ahora?

¡¿Quién soy?!

- Mira mi cuerpo.
- ¿Tu cuerpo? ¿Cómo que tu cuerpo? ¿Tuyo? ¿De quién?
- Pues sí, mío...
- Ah... ¿Quién o qué eres tú?

Cósmico colapso

     Imagina que un día, sin previo aviso, los astros ralentizan todos su movimiento, de tal manera que su periodo de rotación (el tiempo que cada uno emplea en dar una vuelta completa) se ve duplicado...
     Al mismo tiempo que esto ocurre, tu reloj se adapta a ello; así, la manecilla sólo da un segundo cuando antes daba dos.
     Ante esta  hipotética situación, ¿cómo se adaptarían nuestras vidas?


     Piensa que el cambio se produce de la noche a la mañana, entonces, tú te acuestas, y te levantas "instintivamente" a las diez, como de costumbre.  Sin embargo, el sol no ha saludo todavía y tu reloj marca las cinco. Pese a que sientes que has dormido las mismas horas que siempre, ¿qué prueba tienes de ello? Por lo tanto, pongamos que lo único que se te ocurre es que has dormido mal y que lo que debes hacer es intentar volver a dormirte. Lo consigues. Cuando te levantas de nuevo, tu reloj sigue diciendo que es temprano, pero tú ya no deseas dormir más.
     En conclusión, has pasado más tiempo durmiendo de lo normal, de lo que siempre has necesitado, sin ni siquiera darte cuenta.
     Cabe destacar, que aunque los astros se hayan ralentizado, tu vida no se ha alargado, es decir, que en esta "hipotética situación", tu vida es independiente a las veces que el sol sale y se pone.
     Por tanto, centrándonos en lo que aconteció al levantarte, podemos decir con seguridad que el tiempo de más que pasaste durmiendo fue tiempo que nadie te va a devolver, es decir, tiempo desperdiciado.
     Ahora, sigamos con aquella situación:
Consigues levantarte, a sabiendas de que aún es temprano, pero como te encuentras suficientemente descansado, decides realizar las tareas que normalmente haces: desayunas, haces la cama, te duchas, te vistes, etc.
     De repente, empiezas a sentir hambre. Normalmente serían las dos, pero el reloj marca las doce. Tú tienes hambre, por lo que te tomas algo ligero, pensando que más tarde ya comerás. Total retrasas tu comida, ¡nada más que cuatro horas! Sin saberlo, claro.
     Otros podrían pensar: "No, yo como cuando tengo hambre, no lo retrasaría tanto. Además, de lo contrario, es posible que comenzara a sentir dolor". Es bien posible, amigos, esto únicamente es una elucubración mía que nada tiene en la aplicación real, aunque pocos se negarán a admitir que la rutina es muy fuerte y si un día tuviéramos el doble de tiempo sin nosotros saberlo, optaríamos por hacer lo que tenemos costumbre sin pensar en las posibilidades que se nos presentan, aunque esto suponga burlar nuestras propias necesidades naturales (sueño, hambre, incluso dolor).
      No obstante me sobrarían dedos en la mano si doy cuenta de cuántos de nosotros daríamos la espalda al reloj y al solo mismo para aprovechar al máximo cada momento rompiendo con una rutina cuyo único propósito es darme el doble de tiempo que necesito para realizar una cosa, o lo que es lo mismo, hacerme perder la mitad de mi vida sin hacer nada.

    Por suerte, no es una situación real, pero, ¿cuántos de vosotros poseéis axiomas suficientes para demostrarme con toda certeza que ahora mismo no está ocurriendo esto? Y aunque no ocurra, ¿podéis negarme el empuje, la fuerte intención de obtener de cada segundo dos y así conseguir del tiempo que me ha sido dado, el máximo rendimiento?

Alienación

Hace un rato me hablaba el compañero acerca de la Prueba de Acceso a la Universidad. Y me sorprende, porque estos están siendo unos días agotadores, y no cualquiera tiene tiempo para reflexionar, la gente suele limitarse a estudiar...
Me decía que él ve estos exámenes como una mera competición entre estudiantes; aprovechando el repaso de la filosofía contemporánea, lo calificaba como alienación. Marx habló de la alienación del hombre como pérdida de sí mismo. Y, en realidad, es lo que pasa con estos exámenes.
Sin embargo, lo que yo quería decir es que no sólo ocurre con estos. A mí no me parece que estudiemos para aprender, que podría considerarse la verdadera naturaleza del estudio. Yo, por lo menos, no suelo estudiar para aprender (y no estoy orgulloso de ello, pero es la verdad). Nos preocupa más alcanzar ciertos objetivos, en este caso, aprobar y entrar a la carrera deseada.
Todo esto viene a cuento de las tensiones de estos últimos días. Si no llegas a la meta, has fracasado. ¿Os imagináis que sólo nos interesara aprender? No habría agobios, ni más prisa que la que surgiera del hambre de conocimientos.
Pero ahora mismo no hay deseo de aprender, sólo se busca la victoria, poder ser mejor que otros para poder hacer algo que creemos que es lo que nos gusta. ¿Y luego qué? Luego estudiaremos para terminar la carrera y poder trabajar. ¿Y luego qué? Luego trabajaremos para ganar dinero y poder sobrevivir. Y volvemos a lo mismo de siempre... a perdernos a nosotros mismos, a guiarnos por algo que no puede llenarnos.
No sé, sólo quería hacer pensar sobre esto. Puede que ver la vida como la vemos normalmente sea una pérdida de tiempo.
En fin, ahora me voy a acostar, porque mañana tengo que aprender, no vaya a ser que me quede sin plaza en la universidad.
 

Fe ciega

Estaba repasando la filosofía medieval. Estaba repasando las relaciones entre la fe y la razón que por entonces se discutían. Ahora no. Doy por supuesto que la razón y la fe son cosas diferentes. Critico las creencias religiosas tomandolas como vía rápida para aquellos cuya poca esperanza en la "vida terrenal" les lleva a buscar horizontes místicos.

Ahora me pregunto, ¿cómo surgió la ciencia? Como una vía para explicar la naturaleza que nos rodea.

Valoro por un momento la naturaleza de hace únicamente 3 siglos. Contando con la cantidad de siglos que tiene de edad la Tierra, 3 es una cantidad lo suficientemente despreciable para asumir que la naturaleza de hace 3 siglos es similar en comportamiento a la actual.

Sin embargo, poco tiene que ver la ciencia actual con la de hace 3 siglos.

¿Cómo será, por tanto, la ciencia de dentro de 3 siglos? ¿Cómo veran aquellos futuros científicos la ciencia que hoy en día aprendemos?
Y por tanto me pregunto, ¿podemos admitir con seguridad que la ciencia en la que confiamos cumple su cometido como explicación a la naturaleza? No.

Sin embargo, el progreso reside precísamente en llegar a lo mas alto de la escalera paso a paso. Y si nos resistimos a mirar atrás y ver cuánto hemos subido núnca alcanzaremos la cima.

No es ese el caso por el que he titulado de esta manera mi entrada, por lo que intentaré centrarme. Tengo fe ciega en la ciencia. Nadie puede negarlo. La estructura de la ciencia no es formal, por lo que no es perfecta. Comprensible hasta cierto punto, no lo critico. No obstante, en el hipotético caso de que alguien me hubiera estado engañando (por ejemplo, un genio maligno), habría caído en su engaño al pensar por un instante que es cierto el caracter dual de la materia, o que hay una relación perfecta entre el ángulo de reflexión y refracción de un rayo de luz, cuando simplemente me lo han corroborado con experimentos básicos en condiciones determinadas que para nada se asemejan al caos reinante en nuestra realidad.

No acudo un día a la semana al "templo de la ciencia", pero en el momento en el que cierto señor (preferentemente con bata) escribe un libro que llega a mi retina, le creo, al igual que otros hacen con las palabras escritas en el libro sagrado de turno.

Preguntas existenciales más allá de Pangea

H: crees que la vida siempre tiende a explicarse a sí misma?
quiero decir, los humanos se preguntan por el origen y el significado de la vida. pues crees que en otras partes del universo, donde la vida sea totalmente diferente, también se llega a un punto en el que los organismos buscan esas respuestas? o también, si la vida se hubiera desarrollado de otra forma, se habría llegado a algo así?


L: Bueno, primeramente me viene a la cabeza que todo ser racional tiende a hacerse las tipicas preguntas existenciales (¿por qué vivo?¿es real lo que siento? etc etc) y por tanto, si dicho ser llamemoslo, extraterrestre, es racional, debería hacerselas también.
Eso si, por otro lado hay que tener en cuenta que NOSOTROS nos hacemos esas preguntas, y NOSOTROS somos los que nos consideramos seres "racionales". Pero, ¿es posible otra racionalidad distinta? Y si es así, ¿puede esta racionalidad prescindir de lo que para nosotros son cuestiones existenciales, ya sea porque las ignora o porque YA las conoce?
No sé, tio. En mi opinión los humanos tenemos la necesidad de encontrar algo totalmente seguro sobre lo que construir nuestra realidad, pero quién sabe, quizá nuestra manera de pensar, nuestra manera de razonar, no se parezca a otras diferentes, ya sean de otros planetas, o del nuestro en caso de que nuestro desarrollo hubiera sido diferente.