Hoy no se pueden contar estrellas

Imagínate.
Imagínate que un día, un día cualquiera, estás haciendo cualquier cosa, lo que quiera que hagas a esa hora cada día, o algo distinto, no importa. Cualquier cosa sin importancia, o con la misma importancia que todo lo demás.
Imagínate que de repente, en cualquier momento, te dan ganas de parar. De parar y retirarte, sentarte, bajo un árbol. Cerrar los ojos. Pensar. O no-pensar.
Imagínate que, de repente, te das cuenta de que ese momento es un punto de inflexión en tu vida.
Imagínate que, a partir de ese momento, todo es distinto, todo cambia, para ti. Todo, tú y lo demás.

PD: A ti, árbol, roca, agua, hermano o hermana, no hay diferencias entre tú... y tú.