vidas

ya sólo queda camino por recorrer
y personas que acompañar,
ya mi surco tracé,
ahora, andar.
ya sólo queda camino,
como una inmensa brecha rompiendo el horizonte,
un lapso en el mundo,
un átomo en la incertidumbre.

Tristes, tristes

Tristes armas
si no son las palabras
Miguel Hernández

...

Tristes, tristes. 
Tristes las palabras, 
si matan como armas.

.-.-.-.-.-.-.-.


Recuerdo las canciones que cantabas.
A veces me gustaban, otras no, lo reconozco, pero recuerdo aquella que me cantaste cuando hicimos cuatro años, ahora al escucharla te escucho a ti. Es triste recordarlo.
No comprendo el tiempo, pero lo siento pasando como el aire, y pienso en tu canción mientras todo lo demás parece volatilizado.
La gente muere de esto; yo, te agradezco que la cantases.

Un día llamaron a mi puerta

Vivía en una habitación pequeña. Tenía la puerta abierta casi todo el tiempo, deseando que la gente que pasaba por delante se parara y entrara a hablar conmigo, a compartir sus pensamientos y sus vivencias.
Nadie entraba nunca. Pasaban de largo. Miraban, me sonreían, me saludaban, pero no paraban, ni entraban.
Cuando me cansaba de ver pasar a la gente sin resultado, cerraba la puerta, deseando que alguien viniera y llamara, e ir a abrir y charlar un rato.
Nadie llamaba nunca. Oía a la gente pasar, pero a nadie le importaba.
...
Un día llamaron a mi puerta.
Y no abrí.