Un día llamaron a mi puerta

Vivía en una habitación pequeña. Tenía la puerta abierta casi todo el tiempo, deseando que la gente que pasaba por delante se parara y entrara a hablar conmigo, a compartir sus pensamientos y sus vivencias.
Nadie entraba nunca. Pasaban de largo. Miraban, me sonreían, me saludaban, pero no paraban, ni entraban.
Cuando me cansaba de ver pasar a la gente sin resultado, cerraba la puerta, deseando que alguien viniera y llamara, e ir a abrir y charlar un rato.
Nadie llamaba nunca. Oía a la gente pasar, pero a nadie le importaba.
...
Un día llamaron a mi puerta.
Y no abrí.

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